
Por: Moisés David Querales
Con la llegada de la crisis por la pandemia de la Covid-19, fueron muchos los comerciantes que se vieron obligados a migrar de un sector comercial a otro, situación que se vio en todos los países del mundo, como una forma de supervivencia, Puerto Carreño no fue la excepción y el señor Freyman Ávila, es una muestra de ello. Ya que antes de la llegada de la pandemia de la Covid-19, tenía un club nocturno muy conocido en la capital vichadense. Oriundo de Acacias, departamento del Meta, llegó hace seis años al Vichada, dedicándose a ayudar a su padre don Chepe Ávila, en la administración de un pequeño restaurante. Ávila cuenta que con el tiempo se terminó ese pequeño restaurante familiar, obligándolo a traer mercancía de manera legal, proveniente del vecino país. “Después decido irme por un tiempo de dos años aproximadamente, hasta que me devolví, regresando ahora con el proyecto de la discoteca “La Hamaca”, era una discoteca que había tenido muchos dueños, con el tiempo se fue acabando, porque obviamente el servicio y la atención se fue deteriorando mucho, cundo tomé la discoteca, venía en decadencia, pero igual la tomé con el fin de montar el asadero de pollo y restaurante que hoy en día tengo”, relató. Ávila, confesó que en su mente siempre tuvo la idea de abrir una pollera tipo restaurante, proyecto que cristalizó con la llegada de la pandemia, porque se vio obligado a cerrar la discoteca. “Por la situación que estábamos viviendo, el gobierno obligó a que cerraran todos los lugares nocturnos, nosotros nos vimos obligando a migrar a otro sector, con mucho esfuerzo y sacrificio, porque esto nos costó muchísimo, pero con ánimo y un esfuerzo monetario, lo hemos venido logrando. Pienso que la gente ha respondido muy bien a nuestros productos, el propósito es seguir expandiéndonos en todo el Vichada, queremos montar negocios tipo franquicias en los diferentes municipios como: La Primavera, Santa Rosalía y Cumaribo”, indicó. Para ello, Freyman Ávila, cuenta con la experiencia que adquirió con su padre, personaje que le enseñó a involucrarse en el mundo comercial. “Desde la edad de los diez años, empecé en el mundo del comercio, actualmente en este negocio damos empleo a tres personas, también cuento con la ayuda de mi señora esposa Maritza Sánchez, quien me colabora mucho con la administración, porque trabajamos durante todo el día, desde las siete de la mañana, hasta las diez de la noche, ofreciéndoles a nuestros clientes, pollo asado al carbón, pollo a la broaster, entre muchos otros platos. Puedo dar fe, de que, en tiempo de crisis, sí se puede reinventar y crecer, aunque mucha gente quiere surgir, pero no cuentan con el apoyo económico, el detalle no es montar el negocio, sino, mantenerlo y sostenerlo”, finalizó.